Una nariz y una lengua electrónicas determinan cualidades de los líquidos
El sistema, inicialmente creado para comprobar la pureza del pisco, servirá también para identificar a la bacteria E.coli en aguas contaminadas
Investigadores peruanos han desarrollado un sistema de nariz y lengua electrónicas destinado a comprobar la pureza del pisco, una bebida alcohólica perteneciente a una variedad de aguardiente de uva que se produce en Perú desde finales del siglo XVI. El sistema ha demostrado que también es capaz de identificar otros objetivos, como la bacteria ‘Escherichia coli’ en aguas contaminadas. CONCYTEC/DICYT/T21.
l doctor en física José Solís Veliz, de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI-IPEN) de Perú, junto con su equipo científico, conformado por Germán Comina Bellido y Joan Calzado, vieron la necesidad de construir un equipo que determinara la calidad del pisco, una bebida alcohólica perteneciente a una variedad de aguardiente de uva que se produce en Perú desde finales del siglo XVI y que puede manipularse para ser vendida a más bajo precio.
Financiado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), el grupo investigador decidió así llevar a cabo el proyecto "Desarrollo de un sistema integrado de sensores para la caracterización organoléptica del pisco".
“Teniendo como ejemplo a varios países de la Comunidad Europea que ya habían desarrollado máquinas costosas que analizan la calidad del vino; nosotros decidimos construir uno, netamente peruano y a bajo precio, que nos permitiera verificar la pureza del pisco”, señala el doctor Solís.
Actualmente, la caracterización organoléptica (color, olor y sabor) del pisco es realizada por catadores que degustan solo el producto final; la diferencia de esta técnica con la nariz y lengua electrónica radica que esta última participa durante cada fase del proceso de fabricación de la bebida alcohólica, lo que permite obtener uniformidad en el producto. “Nosotros no queremos reemplazar la labor de los catadores de pisco sino facilitar el control de calidad del proceso de producción”, aclara Solís.
Financiado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), el grupo investigador decidió así llevar a cabo el proyecto "Desarrollo de un sistema integrado de sensores para la caracterización organoléptica del pisco".
“Teniendo como ejemplo a varios países de la Comunidad Europea que ya habían desarrollado máquinas costosas que analizan la calidad del vino; nosotros decidimos construir uno, netamente peruano y a bajo precio, que nos permitiera verificar la pureza del pisco”, señala el doctor Solís.
Actualmente, la caracterización organoléptica (color, olor y sabor) del pisco es realizada por catadores que degustan solo el producto final; la diferencia de esta técnica con la nariz y lengua electrónica radica que esta última participa durante cada fase del proceso de fabricación de la bebida alcohólica, lo que permite obtener uniformidad en el producto. “Nosotros no queremos reemplazar la labor de los catadores de pisco sino facilitar el control de calidad del proceso de producción”, aclara Solís.
Pisco, y E.Coli
El doctor Solís explica que el prototipo simula a la nariz y lengua del ser humano y, como tal, reconoce el aroma y/o gusto de los líquidos, “mediante dos tubos se succionan el vapor y el pisco; el primero, llega a la nariz electrónica que consta de cuatro sensores de gas, estos responden de diferente manera al aroma y esa señal es procesada y analizada en una computadora que reemplaza al cerebro y que tiene instalado un programa de reconocimiento”.
Al mismo tiempo, el fluido pasa a la lengua electrónica, compuesta de una celda voltimétrica elaborada con electrodos de oro y platino, “este arreglo al estar en contacto con el líquido mide la corriente emitiendo pulsos eléctricos que varían en función a la naturaleza de la sustancia analizada”, explica el investigador.
El Dr. Solís señala que, combinando ambos componentes, se puede discriminar piscos de diferentes fabricantes y se puede determinar si es un pisco original o adulterado. A futuro, agrega el especialista, se optimizarán los parámetros para analizar diferentes clases de pisco y obtener la una huella digital de cada uno.
Este prototipo solo funciona con líquidos; incluso podría servir para el control de calidad de saborizantes, gaseosas, café, etc. Así mismo, dentro de su funcionalidad es posible determinar si el agua está contaminada con la bacteria de escherichia coli (E.Coli).
“Los análisis microbiológicos tradicionales precisan de unas 18 horas para detectar la bacteria; con nuestro prototipo podemos dar una respuesta más rápida y determinar la presencia del E.Coli”, finaliza el doctor.
El doctor Solís explica que el prototipo simula a la nariz y lengua del ser humano y, como tal, reconoce el aroma y/o gusto de los líquidos, “mediante dos tubos se succionan el vapor y el pisco; el primero, llega a la nariz electrónica que consta de cuatro sensores de gas, estos responden de diferente manera al aroma y esa señal es procesada y analizada en una computadora que reemplaza al cerebro y que tiene instalado un programa de reconocimiento”.
Al mismo tiempo, el fluido pasa a la lengua electrónica, compuesta de una celda voltimétrica elaborada con electrodos de oro y platino, “este arreglo al estar en contacto con el líquido mide la corriente emitiendo pulsos eléctricos que varían en función a la naturaleza de la sustancia analizada”, explica el investigador.
El Dr. Solís señala que, combinando ambos componentes, se puede discriminar piscos de diferentes fabricantes y se puede determinar si es un pisco original o adulterado. A futuro, agrega el especialista, se optimizarán los parámetros para analizar diferentes clases de pisco y obtener la una huella digital de cada uno.
Este prototipo solo funciona con líquidos; incluso podría servir para el control de calidad de saborizantes, gaseosas, café, etc. Así mismo, dentro de su funcionalidad es posible determinar si el agua está contaminada con la bacteria de escherichia coli (E.Coli).
“Los análisis microbiológicos tradicionales precisan de unas 18 horas para detectar la bacteria; con nuestro prototipo podemos dar una respuesta más rápida y determinar la presencia del E.Coli”, finaliza el doctor.
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